lunes, 15 de febrero de 2010

SOY ANTONIO DÁVILA GUERRERO-Mi amiga es anoréxica

Esta es una triste historia de una amiga mia anoréxica,aunque con un final feliz.

Mi amiga de nombre Rosario estaba un poco rellenita aunque nada fuera de lo normal,y ella siempre decía que estaba gorda.Las amigas la apoyaban ,sin hacerle ella mucho caso.Llegó un día al instituto un poco triste y las amigas se la encontraro llorando en los servicios,todo esto por que se sentía mal con su cuerpo.Fue cuando decidió hacer una dieta por su cuenta.
Rosario fue perdiendo cada vez mas peso.Las amigas le preguntaban por que nunca desayunaba nada y ella le contestaba que no tenía hambre.
Rosario seguía perdiendo peso y se quedo normal,pero seguía a dieta y perdiendo peso fue cuando sus padres y sus amigas preguntandole por que seguía a dieta,se dieron cuenta que tenía una enfermedad,y la trataron con médicos y psicólogos sin obtener grandes resultados.
Las amigas decidieron ayudarla ya que ellas eran las que pasaban mas tiempo con ella y la vigilaría mejor.Gracias ala ayuda de las amigas la hicieron comer cada día algo mas y lo mas importante de esta enfermedad,hacerla ver que no estaba gorda y que cuando se mirara al espejo se viera tal y como era.

SOY ANTONIO DÁVILA GUERRERO-Mi amigo el gordito

Hace ya tiempo un joven estudiantes del I.E.S. San Juan de Dios sufría obesidad y le encantaba el deporte,especialmente el fútbol.Se pasaba horas y horas entrenando y jugando en el Sidonia.Él apesar de que hicia mucho deporte y no comía demasiado,no conseguía adelgazar.
Un día vinieron a verlo unos ojeadores del Madrid y decidieron seguirle observandole.Cuando terminó la temporada decidieron ficharle y a sus 16 años se iba para Madrid para hacer las pruebas médicas.Los médicos se dieron cuenta del estado físico del joven y no lo ficharon.
Este chico con una gran ravia decidío seguir luchando para adelgazar y poder fichar por su equipo favorito,que era el Real Madrid.
A la siguiente temporada seguía en el Sidonia y estaba trabajando aun mas.Poco a poco fue perdiendo peso y estaba siendo una gran temporada.Otro ojeador del Real Madrid lo vió jugar por casualidad,y se quedó sorprendido.De nuevo al terminar la temporada, el joven que había conseguido perder 20 kg. y lograr estar en plena forma,se disponía a ir de nuevo para Madrid,para hacer las pruebas médicas.Los médicos,al verlo se sorprendieron,al ver el gran cambio del joven.Pasó las pruebas sin ningun problema y por fin logró conseguir su gran sueño,poder jugar en el Real Madrid.

domingo, 14 de febrero de 2010

El dulce de la vida

El dulce de la vida

¡Qué dulce puede ser la vida!

Eso es lo que siempre he pensado yo. Y lo sigo pensando, pero ya mirando a las cosas de manera distinta, una manera que me permitió por fin sentir el gusto verdadero del vivir.

Me llamo Andreína y tengo 23 años. Toda mi vida me ha gustado la comida. Mientras a las otras niñitas, para hacerlas comerse todo al almuerzo les cantaban canciones, las distraían con cuentos, incluso a veces les gritaban, mi madre nunca pudo quejarse de mi disciplina en la mesa, pues yo nunca dejaba el plato lleno. Y eso no solo para llegar al postre. No, a mí simplemente me daba gusto comer, gozar de la comida bien preparada. Me encantaba todo tipo de platos. Me parecían tan majestuosos y al mismo tiempo excesivamente simples. La comida nunca te regañaba, no te juzgaba ni le molestaba lo que decías, no te hacía ni una sola pregunta. Estaba siempre ahí, esperando a que llegues, a que te sirva de motivo para que la sonrisa te ilumine la faz, a que te llene de felicidad y contento.

Creciendo un poco ya me convencí de que la cocina era el mejor lugar no solo de la casa, sino de todo el mundo. Pasaba horas y horas ahí guisando viandas, revolviendo ensaladas, friendo papas, cociendo pollos, mezclando sabores y al final, pues, gozando de mis creaciones al comérmelas todas yo misma. De hecho era inevitable que poco a poco subiera peso. Al fin y al cabo la escala terminó mostrando cifras de las que ahora ni me quiero acordar.

Pensaba que así era feliz pero trayéndolo todo eso a la memoria ahora me doy cuenta de que en realidad estaba afligidamente tratando de llenar un hueco que llevaba por dentro. No sabía a qué se debía pero era como si me faltara algo, una pieza vital de mi comprensión del mundo sin la que me quedaba confundida, perdida, sola.

Pero entonces no me empeñaba en pensar en tales cosas. Me creía contenta, con mi cocina, mi comida y todos mis kilógramos de más. Ya tenía 19 cuando un día todo cambió.

Era de otoño y yo pasaba por un puente pequeño en el parque cuando se me escapó de las manos una de mis manoplas. Cayó para abajo y yo, desesperada y desamparada, la observé zambullirse en el caudal del río cuya corriente poco a poca la alejó de mi mirada entristecida. Ya estaba por irme cuando oí otra zambullida en el río. ¡Alguien se había quitado la chaqueta metiéndose en еl agua gélida y estaba nadando a toda velocidad persiguiendo mi manopla! Por Dios, ¿estaba ese loco o qué? Era solo una manopla y además ni me conocía . ¿Qué fue lo que se le habría metido en la cabeza para hacer tal locura?

Sin embargo, en unos minutos ya estaba fuera del río y junto a mí con una sonrisa en la cara, una llama sorprendente en los ojos y mi manopla en los manos.

¨ Se te perdió eso, ¿no? ¨

¨ Eh...pues sí... gracias. Pero, oye, ¿cómo se te ocurrió meterte en el agua a recogerlo con esas aguas de frío que pela? Era solo una manopla... Además, tú ni siquiera me conoces.¨

¨ Sí, es verdad.¨ Respondió con tranquilidad sin dejar de sonreír. ¨ Pero ¿por qué me va a importar eso? Si es solo una manopla u otra cosa... Lo importante fue hacer bien, comprobar mi existencia, vivir el momento. Y además, en ese mundo todos estamos conectados uno a otro, todos somos parte de la sociedad. Puede ser que no te conozca pero de manera alguna te siento, como tú a mí. ¿No es ese el sentido, poder estar conectado a los demás?¨

Así me dejó, muda, incapaz de asimilar lo pasado.

Nunca lo volví a ver. Ni supe su nombre. Pero sigo sintiéndolo como sé que él sigue sintiéndome a mí. Ya no me paso comiendo. Desde aquel día ya no siento el hueco, ya no me dan ganas de devorar inabarcables cantidades de vianda.

Pero todavía me encanta la comida y todavía paso el día cocinando. Bueno, ya es distinto. Al preparar mis platos salgo a repartirlos entre mis parientes, mis amigos, la gente por el parque, los mendigos en la calle. Me da gusto ver el asombro en sus ojos, observar la sonrisa iluminarles el rostro. Siento la conexión con las personas aun más fuerte y sé que los demás, al aceptar mis bizcochos de chocolate, también se dan cuenta de eso.

Hay solo una cosa que se me ocurre decir:

¡Qué dulce pude ser la vida!

viernes, 12 de febrero de 2010

Mi amigo el gordito

Jonatan es nuestro compañero de clase que padece de sobrepeso, no se cuida, se lleva todo el día comiendo dulces a deshoras y en gran cantidad, los médicos no saben que hacer con el, no hace caso, sus padres están que no pueden mas. Jonatan no hace caso a las reprimendas de sus seres cercanos a cuenta de su enfermedad. El quería ser de mayor profesor de educación física pero debido a su mala costumbre de abusar de la comida y sea o no por culpa de su naturaleza engorda demasiado hasta que se ha convertido en una enfermedad. Sus padres y médicos no saben que hacer con el crecimiento dentro de muy poco va a llegar a estar imposibilitado de hacer el menor ejercicio. Ya que todo el mundo se ríe de el menos sus amigos y las niñas lo desprecian el pasa del asunto, sus posibilidades de hacer amigas las ve nulas hasta que el día menos esperado regresando del colegio que esta al lado del polideportivo se tropieza con una niña que salía del gimnasio y comienzan a conocerse a través del chat. Desatendiendo a los consejos de sus seres cercanos el sigue con su vida normal, pero a esta nueva amiga le hace caso de tal modo que se enamoran. Detrás de ese joven tan grasiento apareció el verdadero Jonatan, esbelto, atractivo, sonriente y sociable con la gente y con una novia que gracias a ella su vida dio un brusco cambio y le dibujo una sonrisa permanente en su cara.

Mi amiga es anorexica

Mi amiga Maria de 17 años pese a estar en su plena juventud de disfrutar de la vida y pasarlo bien ha caido en una enfermedad. Dice que se ve gorda con tan solo 1,70 cm de estatura y 60 kg de peso, todo esto viene seguido de la ruptura xon su novio que le fue infiel y ella lo atribuye que era porque estaba gorda. Cada dia que comia con la ultima cucharada en la boca iba al cuarto de baño y lo bomitaba todo al no querer engordar con cada comida. Un fin de semana quedamos para cenar y una de mis amigas al ir al cuarto de baño despues de la comida la vio intentando bomitar, creia que estaba mala pero le confirmo la situacion. Como es un tema muy complicado decidimos no contarselo a sus padres pero ya que en estas situaciones el apoyo de lo seres mas cercanos es fundamental decidimos apoyarla y aconsejarla. Dia tras dia estuvimos detras de ella apoyandola y aconsejandola pero no pudimos hacer nada. Se lo tuvimos que contar a los padres para que pusieran remedio y contactaron con especialistas.Hoy en dia sigue en manos de estos especialistas ya que esta enfermedad es algo muy serio y requiere una gran especializacion y nosotros seguimos apoyandola y dandole animos para que se recupere.

jueves, 11 de febrero de 2010

Renato el anoréxico


Renato era un chico de 17 años que ambicionaba ser modelo o tener una profesión en el mundo de la moda. Hijo de una madre actriz y de un padre fotógrafo desde pequeño que vivió rodeado por el mundo de la fama.
Renato fue mi compañero de clase durante 5 años pero él y yo nunca fuimos grandes amigos porque teníamos diferentes intereses. A él le encantaba la moda y a mí el deporte. La única cosa que teníamos en común era el gusto por el gimnasio y solo en gimnasio hablaba con Renato.
Fue en el gimnasio que me di cuenta de que había algo de diferente con Renato. Él tenía una gran obsesión por su alimentación y bastaba engordar unos gramos solo para dejarlo enfadado. Algunas personas hablaban sobre la obsesión de Renato con su peso y pensaban que estaba loco, porque tenía un peso normal y así mismo decía que estaba muy gordo.
A veces Renato se percataba que las personas hablaban sobre su obsesión y eso le dejaba agobiado y muchas veces Renato lloraba como un niño, pero nunca hablaba de su problema, por eso ningún de sus amigos sabía que se pasaba con él.
Un día en la clase de educación física Renato se desmayó y eso nos preocupó muchísimo pues no conocíamos su problema. El día siguiente Renato nos contó que era anoréxico. Luego nos dimos cuenta de su problema.
Los meses siguientes fueron más fáciles para Renato porque él pudo contar con nuestra ayuda para enfrentar a su problema – lo aconsejamos y hablamos de las consecuencias que anorexia tenía en su vida. Renato empezó a tener consultas en un médico y eso lo ayudó muchísimo.
En el año pasado Renato se fue a estudiar a Lisboa porque alcanzó su objetivo y empezó a trabajar como modelo en una agencia de moda.
Hace pocos días hablé con él y me dijo que estaba mucho mejor de su trastorno alimentario y que no necesitaba más consultarse con el médico.

Mi amiga es Anoréxica

Hace tiempo, unos dos o tres años, mi amiga Lucía emepezó a preocuparse por su peso. Simpre decía esto señalando su estómago: "Uff, voy a tener que ponerme a dieta porque esto no es normal". La verdad es que yo no la veía muy gorda, simplemente normal, un poco rellenita, pero normal.

A partir de entonces, empezó a hacer lo que ella llamaba "dieta", que no era más que comer sólo en pequeñas raciones y en pocas comidas al día. Con esta "dieta" perdió unos cuantos kilos, pero ella seguía sin verse del todo bien. Ya no estaba rellenita, ya estaba empezando a ponerse delgada.

Un día, me dijo que estaba muy triste porque no se veía bien, que se miraba en el espejo y se ponía a llorar. También me dijo que intentaba siempre comer lo menos posible y que cuando creía que había comido demasiado se provocaba el vómito, cosa que me pareció increíble. Empecé a darme cuenta de que tenía un grave problema, y llegué a la conclusión de que debía ayudarla, pero no sabía como.

Sus familiares se habían puesto en contacto con un especialista en estos casos, y les aconsejó que debían apoyarla y sobre todo intentar que se viera bien consigo misma. Esto parecía bastante difícil porque la situación en la que se encontraba su familia era bastante mala, ya que sus padres estaban divorciados. Yo intenté apoyarla lo máximo posible, pero no servía de mucho.

Para cuando nos fuimos a dar cuenta, la pobre ya estaba muy delgada, y no había muchas esperanzas de que se recuperara, hasta que un día sus padres se reconciliaron y juntos ayudaron muchísimo en la recuperación de Lucía. Además, consiguieron una plaza en una residencia especializada en casos de anoréxia y bulimia.

Así que, actualmente se está recuperando lentamente en compañía de su familia.

Andrés Collantes Pantoja

Mi amigo el Gordito

Mi amigo el Gordito

Simpre que me fijaba en ese chaval, sólo veía a un gordo (por así decirlo). Siempre que lo veía sentarse en las últimas filas, yo no me sentía mal, simplemente me parecía ya lo normal, ni siquiera pensaba en ello. Siempre que veía a mis compañeros hacer bromas o meterse con él a sus espaldas, no me daba cuenta, pero yo incluso les seguía la corriente. Siempre que me encontraba sólo con él, no sabía que hacer, sólo callaba, pero en cuanto llagaba alguien me iba y lo dejaba solo. Siempre que salía a la pizarra y los demás se reían por su físico o simplemente porque no supiera hacer lo que debía de hacer, yo les seguía y me reía también.

Muchas veces pensé incluso de que él ni se daba cuenta de lo que le pasaba, pero un día, lo ví llorando en una esquina, y pensé: este tío tiene que estar pasándolo mal. Y me acerqué y ví como me miró. Y entonces me dí cuenta de que me había portado mal todos esos años atrás. Entonces, le animé un poco y le pregunté qué le pasaba. Me dijo que estaba harto de que se metieran con él por el simple hecho de ser gordo. Y entonces yo le dije que no se preocupara, por que yo siempre estaría para ayudarle en lo que fuera. Y con el tiempo, me dí cuenta de que se convirtió en mi mejor amigo.

FIN

Andrés Collantes Pantoja